Pararse frente a la maquinita con las monedas en la mano…
1 boleto
Ida y vuelta
“-Hoy va a ser un día de mierda-“piensa César.
Para el hombre común, el oráculo que determina los días fastos o nefastos bien puede ser una máquina expendedora de boletos.
Un grupo de cartoneros espera el tren. Montones desordenados de basura de todo tipo agobian una docena de carritos de supermercado destartalados. Un afiche publicitario invita a donar plata para refugiados de las Naciones Unidas. En la comparación, los pobres ajenos parecen bastante más desvalidos que los propios, tirados al sol entre pilas de cartón, colchones andrajosos y restos de muebles viejos.
Una chica joven y delgada, de largo pelo oscuro, vestida con ropa deportiva, come con deleite un churro que acaba de sacar de una bolsita de papel. “-Yo podría enamorarme de esa chica-“piensa César. El tren se acerca a la próxima estación y la chica pasa junto al asiento de César, rumbo a las puertas. El siente el aroma de su piel, de su pelo, el aroma de las mujeres jóvenes y femeninas, hábiles para comer un churro con elegancia de cisne.
“-Yo podría enamorarme de esa chica-“se dice César.
Una mendiga andrajosa, vestida de negro y con los pies envueltos en una maraña de bolsas de nylon, sacude unas prendas polvorientas bajo la mirada curiosa de una chica regordeta, que viste una bombacha de campo y un buzo de polar con el logotipo del Zoo de Buenos Aires. César prefiere no ahondar en el simbolismo.
“-Qué lindo está ese Citroen-“piensa César, disfrutando de la visión de un 3CV hecho a nuevo. “-Me tendría que dejar de joder y comprarme una citroneta-“piensa. “O mejor un Renault 6: es más auto-“. En la cuadra siguiente, un Renault 6 pulcramente restaurado le da la razón.
Dos cuadras mas adelante, un Chryler Cruiser gris perla fulgura al sol su imponencia de auto poderoso, de símbolo mismo de poder. César desvía la mirada al interior del vagón, pensando“-Hoy va a ser un día de mierda-“.
Rivadavia
El tren transita entre estaciones.
Ahí, junto a un paso a nivel, sucede el milagro. La mirada de César recae sobre una estatua de yeso abandonada al costado de la vía.
La imagen le recuerda a la Venus de Milo: las formas femeninas graciosas y delicadas, la redondez de las piernas, los pechos pequeños, el vientre liso…
Inexplicablemente, la estatua reposa sobre un pequeño rectángulo de pasto, un milagro verde brillante aislado del entorno árido. La luz dorada del sol otoñal contribuye a la perfección del cuadro, y César desea de pronto que el tren se detenga, pero enseguida decide que no, que es suficiente con que, de alguna manera, esa pieza de yeso haya llegado hasta ahí, para encontrar en su visión fugaz que ese día puede, después de todo, ser hermoso.
…
César se prepara para ir al Senado.
Son los idus de marzo, y un invidente le ha advertido sobre el día nefasto…
Para el hombre poderoso, el oráculo que determina los días fastos o nefastos bien puede ser un mendigo ciego.
“-Oh, bella Calpurnia-“murmura, súbitamente melancólico, mientras recuerda el aroma de su piel, de su pelo, el aroma de las mujeres jóvenes y femeninas…
1 comentario:
INCREIBLE!!!
HERMOSO, BELLO BELLO BELLO. BELLEZA EN ESTADO PURO.
TENES EL TOQUE, MONITA!!!
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